SOBREVOLANDO LAS CABECERAS DE CUENCAS DE YAUYOS.
Hace un par de semanas nos informaron que en las alturas de Quinches, Ayavirí, Huascacocha, Ticllacocha, Tanta, había empezado a llover. Y entonces nos propusimos sobrevolar la zona para tener registro de los nevados y su deglaciación, el estado de las lagunas, y si en los últimos tiempos se han hecho esfuerzos de reforestación para mitigar los efectos del cambio climático, o restauración del ecosistema andino.
Todo indica que vamos camino a un derretimiento total. Los nevados en su fase final de extinción. El aumento de espinazos morrénicos. Pequeños charcos para que sobrevivan las huallatas. Y nadie ha hecho nada para preservar las reservas de agua.
Como decía Lonnie Thompson, el experto que advirtió al mundo sobre la desaparición de glaciares en el Perú, que "solo vivimos consumiendo las reservas hídricas y no se mueve un dedo para sembrar agua para el futuro".
Y en ese sentido, y mientras se inviertan millones de soles en canales y obras que finalmente quedarán abandonas por la falta de agua, entonces, como siempre lo he repetido, hay que voltear la mirada a la desalinización de agua de mar como una de las alternativas ecoeficientes de producción de agua dulce. Tenemos mar, agua en abundancia (¿o alguien cree que se va a secar el mar?), además existe la tecnología, ya hay ejemplos de sobra respecto a desalinización de agua de mar.
La desalinización no es un tema nuevo, lo hicieron los griegos, también en los tiempos de Jesús, lo hace Israel, un poblado del distrito cañetano de Chilca ya consume agua desalinizada.
Desde lo alto se puede ver que quebradas como Ñauñacu y otras no tienen futuro hídrico. El panorama es desolador y al mismo tiempo desalentador. Quien no quiera mirar más allá de lo evidente es como negarse así mismo.
Por suerte, en Asia ya se escuchan propuestas de proyectos para desalinizar, y eso es bueno. Es tiempo de escuchar alternativas serias. Tengo la esperanza de que vendrán tiempos mejores. Por. Ivan Reyna.