El padre Julián Herranz Monjas "El Apóstol de las Carreteras" será recordado eternamente en los pueblos de Yauyos. Era un cura que creyó que las carreteras eran un medio vital para el desarrollo de los pueblos y entregó su vida para hacer realidad ese sueño. Muchas veces, sobre un tractor oruga o sobre la moto pero mayormente con lampa o pico en la mano con la camisa doblada sobre el fango. En lluvia de invierno o durante el verano polvoriento siempre estuvo trabajando al lado de los comuneros yauyinos como un hombre más.
Llegó desde España, de Zegovia pero vivió y luchó como peruano, yauyino. Durante la década de los ochenta cuando el terrorismo azotaba con el miedo y la muerte a los pueblos de Yauyos un cura recorría a pie a caballo o en moto todas las iglesias, llevando la palabra de paz, de hermandad y enseñando que el trabajo y no la violencia, era la mejor manera de salir de la pobreza.
Aún hoy estas carreteras que construyó junto a sus comunidades, claman su presencia. Anécdotas miles cuentan los pobladores, gente humilde que compartieron con este sacerdote.
Murió en Zegovia, anciano tratando de arreglar unas lamparas en lo alto de una iglesia de donde cayó. Siempre trabajador hasta el final.
